lunes, 5 de febrero de 2007

Euclides Gutierrez Felix

Crónica del Presente

Por segunda vez: Juan Bosch siempre

EUCLIDES GUTIERREZ FELIX

En esas ironías, al parecer inexplicables de la historia, aunque algunos crean que no tienen explicación y si la tienen en el orden social, humano y científico, cinco años después de la muerte de Juan Bosch, el escenario y el destino del pueblo dominicano ha quedado en manos y más que en las manos bajo la responsabilidad de las dos fuerzas políticas fundadas por ese gran visionario y maestro, realidad que sienta un precedente en la historia de la humanidad: el PRD fundado en 1939, en La Habana, Cuba, por un reducido grupo integrado por Juan Isidro Jiménez Grullón, Cotubanamá Henríquez y Don Juan, a los que se sumaron días después Virgilio Mainardi Reyna y Ángel Miolán, organización política liberal, progresista, sustentada en los principios de la llamada Democracia Representativa, divisa política propia del momento que vivía América.
La segunda, el Partido de la Liberación Dominicana fundado en diciembre de 1973, un mes después que Juan Bosch, acompañado de un reducido número de compañeras y compañeros, muy reducido, abandonara las filas del PRD convencido él y sus acompañantes de que ese partido había cumplido su ciclo histórico convirtiéndose, en una fuerza social, políticamente atrasada, carente de principios y de sustentación ideológica que terminaron convirtiéndolo en un torrente gigantesco de oportunismo, amasijo de absurdos y escalera para el ascenso social motorizada por la corrupción, prevaricación y el galloloquismo, manifestaciones propias de las diferentes capas que conforman la pequeña burguesía, desarrollada con perfiles y matices, que en muchos aspectos podrían calificarse, en el orden social como manifestación suis generis propia del pueblo dominicano.
En un lenguaje familiar el PRD y el PLD son hermanos de padre y ambos están integrados por pequeños burgueses, pequeños burgueses pobres y muy pobres, constituyendo la baja pequeña burguesía en ambas fuerzas políticas el sector dominante. Pero sobre la base del estudio de la historia, la militancia permanente y la unificación de criterios, Juan Bosch concibió al PLD, y así lo organizó y dirigió, como la antítesis dialéctica del PRD. Integrado primero por Círculos de Estudios y más luego Comité de Bases y Organismos Superiores como Comité Central y Comité Político que auspiciarían la coherencia, disciplina, discreción y prudencia entre sus integrantes. Todo esto hacia al PLD, en América, un partido diferente, obligado por la escencia misma de su formación a no repetir los vicios, errores y absurdos del PRD. Desgraciadamente para el presente y el porvenir del pueblo dominicano marchamos, al parecer, por un camino equivocado.
Dos veces ha gobernado el PLD la República teniendo como presidente al compañero Leonel Fernández Reyna, quien tiene derecho constitucionalmente, debido a una reforma de la Carta Magna realizada por el PRD, a repostularse en las elecciones que deberán celebrarse en el 2008, así como tienen derecho otros compañeros no importa jerárquicamente que posición ocupen, siempre que sean miembros, a ser candidatos presidenciales, llámense Danilo Medina o José Tomas Pérez. Lo que el PLD no debe hacer es imitar al PRD, que no es el mejor ejemplo, y estimular un enfrentamiento irrespetuoso, huérfano de principios, sentido común y respeto que terminarán destruyendo a nuestro partido que no es propiedad particular de ningún peledeísta llámense Leonel Fernández, Danilo Medina o José Tomas Pérez.
Juan Bosch, el Maestro, obligó a los peledeístas que teníamos títulos universitarios a no usarlos en nuestra organización para establecer un orden de igualdad política absoluta. La categoría más importante de los peledeístas es ser miembros del partido, no importa la jerarquía; en las filas de nuestra organización no existían estrellas, cometas, estrategas, mesías ni sabihondos y es un grave error, sin importar quien así se exprese, dividirnos también en actores de primera, segunda o tercera. Todos los peledeístas, organizados con la categoría de miembros tiene el derecho a aspirar a todos los cargos electivos del Estado y a todas las jerarquías políticas del partido. Por eso al autor de esta columna, miembro fundador del PLD, lo que más importa es la continuidad del PLD en el gobierno después de mayo del 2008.
Aunque tenemos nuestra preferencia estamos convencidos que el PLD no puede fragmentarse para convertirse en una confederación de grupos que a la larga se convertirán, como ha sucedido en el PRD, en pandillas políticas. El debate es de ideas enmarcadas en la teoría que ha sustentado al partido que es la del "boschismo", teoría hija del genio de Don Juan que brinda una correcta explicación en el orden social y científico del pueblo dominicano, señalando el rumbo que debemos seguir para rescatar a nuestra sociedad de la pobreza, cada vez mas severa, la falta de salud y educación y llevarla al destino de un Estado organizado con un futuro de vida muy larga que llene de gloria eterna a los héroes y próceres, mujeres y hombres, que han dado sus vidas para convertir, como lo quiso Juan Bosch también, en soberana y eterna la República de febrero de 1844.

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