miércoles, 14 de febrero de 2007

Dinápoles Soto Bello

Aportes de Bosch a la juventud criolla

En cuanto asumió sus funciones de Presidente de nuestro país en febrero de 1963, Bosch puso en marcha de inmediato una serie de proyectos socio-económicos que pretendían materializar su predicación de tantos años en libros, conferencias y artículos, manteniendo contacto con el pueblo

Por Dinápolis Soto Bello / El Caribe
Viernes 30 de septiembre del 2005


No tiene medida el placer con que el grupo de dominicanos exatecs 1963-1970 hace a la distinguida Biblioteca del Instituto Tecnológico de Monterrey, México, la donación de las Obras Completas del escritor y político Juan Bosch, nuestro paisano de renombre continental.Las razones de este placer son dos. La primera, nacida de la gratitud. La segunda, de orden profesional, humana y cultural.La figura de don Juan Bosch representa a aquellos dominicanos que, antes y después que él, propiciaron los programas de becas y créditos de estudio fuera de nuestro país tras la caída de la tiranía de Trujillo, padecida durante 31 años. Hombres de visión entendieron, entre ellos Bosch, que la República Dominicana, luego de ese largo tiempo de letargo, debía abrir las puertas del mundo a su juventud con el fin de que adquiriese la sólida formación profesional que le permitiría propulsar el desarrollo tecnológico, industrial y cultural de su patria. Los exatecs, agradecidos, rinden aquí un reconocimiento sobremanera caluroso a esos mencionados visionarios, que les brindaron la oportunidad de estudiar en las inolvidables aulas de este prestigioso Instituto, probablemente la mejor universidad técnica en el mundo en el día de hoy, a juicio del experto Peter Drucker, emitido en su artículo “La Nueva Sociedad”, publicado este mismo año.Que viniéramos aquí es la feliz consecuencia de una circunstancia favorable: la visita del Ingeniero Horacio Gómez Junco a Santo Domingo en el año 1962, cuyos contactos con algunos de los promotores de los programas de becas y créditos ya mencionados determinaron el establecimiento de un flujo de estudiantes dominicanos hacia este Instituto.En las vertientes profesional y humana, las satisfacciones son plenas. La capacitación adquirida en estas aulas, ha sido la palanca de Arquímedes de carreras profesionales exitosas, en cuyo ejercicio cotidiano se entrelazan armoniosamente la calidad y la responsabilidad, para orgullo de nosotros mismos y beneficio de nuestro querido país. La fusión de destinos mediante matrimonios entre nacionales de México y la República Dominicana, en las posibles combinaciones de los dos géneros, y los hermosos lazos de amistad que se ataron, prolongándose tenazmente a través de los años, son testimonios admirables de los niveles de profundidad alcanzados por la compenetración entre mexicanos y dominicanos.¿De qué mejor manera podíamos nosotros, exatecs dominicanos, manifestarle al ITESM nuestro crecido agradecimiento sino haciéndole la donación de las Obras Completas de uno de nuestros intelectuales más eminentes, de nuestros políticos más brillantes, de un hombre caracterizado por la pulcritud de su conducta, la brillantez de su inteligencia, la autenticidad del amor a su pueblo, su creatividad artística abundosa, lúcida, humana y explayada en filigranas estilísticas claras y armoniosas?No podía menos que una parte significativa del placer que sentimos al entregar al ITESM sus Obras Completas dimanara de la valiosa riqueza cultural de esta Colección.Hombre de pensamiento y de acción, la obra de Bosch no se queda en el limbo de planteamientos teóricos, sino que, permeada por sentimientos de justicia social, desciende al plano de las realidades concretas, con fórmulas específicas de solución a las situaciones problemáticas que vive el hombre en la sociedad de estos tiempos.Cultura y acción, he ahí el binomio configurador de la personalidad de Juan Bosch. Como decir “cultura y trabajo”, que es la significación central del mural que el arquitecto Jorge González Camarena desplegó en julio del 1954 en la parte frontal del edificio de la Biblioteca de entonces y el cual se ha convertido en el símbolo distintivo de este Instituto, con sus vistosos elementos mitológicos aztecas. Confieso que al descubrir esta relación de identidad entre la personalidad de Juan Bosch y el mural de González Camarena, no pude contener la cálida fluencia de una deliciosa emoción.En cuanto asumió sus funciones de Presidente de nuestro país en febrero del 1963, Bosch puso en marcha de inmediato una serie de proyectos socio-económicos que pretendían materializar su predicación de tantos años en libros, conferencias y artículos, manteniendo contacto frecuente con el pueblo a través de diálogos con él en desayunos semanales cada miércoles. Su derrocamiento siete meses más tarde por un golpe de Estado, encabezado y promovido por personas y sectores que no podían, en aquella época, comprender o compartir su proyecto político, frenó el desarrollo del país, a juicio de algunos expertos, por no menos de 33 años.En la Colección de las Obras Completas que hoy entregamos a este Instituto, la sustancia subterránea que circula por casi todas ellas es la realidad sociocultural del campo dominicano, vivida por él directamente a principios del siglo XX, y expresada primeramente en cuentos (La mujer, El hombre que lloró, etc.), género en el cual fue todo un maestro, con alumnos tan distinguidos como Gabriel García Márquez. Pero el abanico de su producción abarca también la novela (La Mañosa, etc.), la biografía (Hostos, el Sembrador, etc.), la historia social (Composición social dominicana, etc.), la política (El Caribe, frontera imperial, etc.) y la economía (Tres conferencias sobre la inflación, etc.), integrando en sus análisis y consideraciones al hombre de latitudes geográficas distintas a la dominicana.Su fe en una mejor suerte para el hombre no tuvo límites, ni desmayos, hasta su muerte en noviembre del 2001, hace casi once meses. Escribiendo, enseñando, educando, fundando instituciones políticas, esa fe era la de Remigia, protagonista de su cuento Dos pesos de agua: “Remigia esperaba. Recogía gotas de agua. Sabía que había que empezar de nuevo, porque ya casi nada quedaba en la higuera, y el conuco estaba pelado como un camino real. Polvo y sol; sol y polvo, La maldición de Dios, por la maldad de los hombres, se había realizado allí; pero la maldición de Dios no podía acabar con la fe de Remigia”.Esa era la fe de don Juan Bosch en la redención social del hombre: ningún obstáculo logró debilitarla nunca, mucho menos apagarla.Señor Rector, señor director de la biblioteca del ITESM: Es con inmenso placer y orgullo que los exatecs dominicanos 1963-1970 depositamos en sus manos la Colección de las Obras Completas de don Juan Bosch.Discurso pronunciado por Dinápolis Soto Bello en el acto de entrega de obras del profesor Juan Bosch donadas al Instituto Tecnológico de Monterrey, México, por ex alumnos dominicanos de ese prestigioso instituto.

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