martes, 27 de febrero de 2007

Samuel Sosa (no el pelotero)

Sigue vigente el sentimiento anti imperialista postulado por Bosh.

El investigador mexicano Samuel Sosa manifestó que la obra del escritor, historiador, sociólogo y político dominicano Juan Bosch (1909-2001) es fundamental para entender el contexto y la situación por la que atraviesan las relaciones internacionales en el orbe. -->

México, 24 Feb (Notimex).- El investigador mexicano Samuel Sosa manifestó que la obra del escritor, historiador, sociólogo y político dominicano Juan Bosch (1909-2001) es fundamental para entender el contexto y la situación por la que atraviesan las relaciones internacionales en el orbe.
El docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM destacó que el libro "Temas Internacionales", presentado dentro de la 28 Ferial Internacional del Libro del Palacio de Minería, debe de ser considerado una obra básica para todos aquellos estudiosos de las ciencias sociales.
Durante el acto, dijo que el texto, "análisis de la actual realidad internacional, nos muestra que en el ámbito de la teoría, del discurso, de la ideología dominante y del pragmatismo de la actual política exterior norteamerican se ha erigido el llamado pensamiento único".
Por ello, añadió, "qué gran fortuna y acierto el haber publicado el pensamiento y la obra de uno de los más importantes líderes políticos y humanistas del caribe, de América Latina y del mundo, el profesor Juan Boch, cuya obra es vasta y profunda", dijo.
Manifestó que para explicar el pensamiento en la obra de Bosch se debe retomar sobre todo el devenir histórico, político, social, cultural y económico de la República Dominicana, del Caribe y de toda América Latina.
Lo anterior, toda vez que la formación, la sensibilidad y la consciencia social del pensamiento crítico internacional de Bosch tiene sus raíces en el conocimiento y la experiencia propia vivida e histórica de dos factores fundamentales.
"La primera invasión armada del ejército estadunidense y, segundo, el profundo conocimiento de otro gran latinoamericano, el puertorriqueño Eugenio María de Hostos".
Dijo que, "en este sentido, lo que llama la atención del libro prologado por el embajador de la República Dominicana, Pablo Maríñez, que queda comprobado en la realidad actual del contexto internacional y con una vigencia sorprendente inusitada, es la raíz y el sentimiento anti imperialista de Juan Bosch.
"Aunque la mayor parte de los ensayos que nos presenta la obra va de 1976 a 1991, veo que es donde se encuentra la esencia de ese anti imperialismo de Bosch, es decir, la publicación, ofrece al lector la segunda y más importante etapa política de la gran transición que tuvo este intelectual", dijo.
Al hablar de la transición de pensamiento, manifestó que en sus inicios Bosch fue un político liberal para luego convertirse en un crítico radical del sistema político capitalista.

La presentación del libro "Temas Internacionales", de Juan Bosch, editado por el gobierno dominicano, forma parte de la cuarta Jornada Cultural Dominicana en México.
A su vez, el embajador de ese país antillano en México, Pablo Maríñez, comentó que como parte de dicha Jornada se ha montado en la Feria del Palacio de Minería un stand del libro de su país.
"La idea -dijo en entrevista con Notimex- es ofrecer un acervo que pretende ser representativo de la producción bibliográfica, dominicana porque hay material de literatura, particularmente de Juan Bosch, que es el escritor y cuentista más importante del país y uno de los más importantes de América Latina, al grado que Gabriel García Márquez (colombiano, Premio Nobel de Literatura) se reconoce como discípulo de él".
Asimismo, dijo que el stand, ubicado en el segundo piso del Palacio de Minería, ofrece también obra de Pedro Henríquez Ureña, un humanista latinoamericano y universal, así como libros de Pedro Mir, "que es nuestro poeta nacional y de quien se ofrece la obra `Huracán Neruda", obra escrita e inspirada aquí en México".
El diplomático dominicano manifestó que la presencia cultural de México en República Dominicana es muy amplia y muy conocida por factores diversos en la literatura, el cine, la música y otras manifestaciones.
"Además, hay diversos vínculos que nos unen estrechamente y uno de ellos con el cual nos sentimos muy orgullosos es que el título que tiene Don Benito Juárez, de Benemérito de las Américas, fue otorgado por primera vez por el congreso dominicano, en mayo de 1867", destacó.
Ello fue "antes de que Juárez hiciera prisionero a Maximiliano en Querétaro y antes de que hubiera relaciones diplomáticas, éstas se establecieronen julio de 1888", recordó.
Además, apuntó, "están las aportaciones de Pedro Henríquez Ureña, que hizo tantas aportaciones en el Ateneo de la Juventud junto a José Vasconcelos y Alfonso Reyes, sin cuya aportación intelectual difícilmente se podría comprender el México de hoy día".
El stand del libro dominicano permanecerá durante toda la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, es decir del 22 de febrero al 4 de marzo, en el Centro Histórico de esta ciudad.

miércoles, 14 de febrero de 2007

Dinápoles Soto Bello

Aportes de Bosch a la juventud criolla

En cuanto asumió sus funciones de Presidente de nuestro país en febrero de 1963, Bosch puso en marcha de inmediato una serie de proyectos socio-económicos que pretendían materializar su predicación de tantos años en libros, conferencias y artículos, manteniendo contacto con el pueblo

Por Dinápolis Soto Bello / El Caribe
Viernes 30 de septiembre del 2005


No tiene medida el placer con que el grupo de dominicanos exatecs 1963-1970 hace a la distinguida Biblioteca del Instituto Tecnológico de Monterrey, México, la donación de las Obras Completas del escritor y político Juan Bosch, nuestro paisano de renombre continental.Las razones de este placer son dos. La primera, nacida de la gratitud. La segunda, de orden profesional, humana y cultural.La figura de don Juan Bosch representa a aquellos dominicanos que, antes y después que él, propiciaron los programas de becas y créditos de estudio fuera de nuestro país tras la caída de la tiranía de Trujillo, padecida durante 31 años. Hombres de visión entendieron, entre ellos Bosch, que la República Dominicana, luego de ese largo tiempo de letargo, debía abrir las puertas del mundo a su juventud con el fin de que adquiriese la sólida formación profesional que le permitiría propulsar el desarrollo tecnológico, industrial y cultural de su patria. Los exatecs, agradecidos, rinden aquí un reconocimiento sobremanera caluroso a esos mencionados visionarios, que les brindaron la oportunidad de estudiar en las inolvidables aulas de este prestigioso Instituto, probablemente la mejor universidad técnica en el mundo en el día de hoy, a juicio del experto Peter Drucker, emitido en su artículo “La Nueva Sociedad”, publicado este mismo año.Que viniéramos aquí es la feliz consecuencia de una circunstancia favorable: la visita del Ingeniero Horacio Gómez Junco a Santo Domingo en el año 1962, cuyos contactos con algunos de los promotores de los programas de becas y créditos ya mencionados determinaron el establecimiento de un flujo de estudiantes dominicanos hacia este Instituto.En las vertientes profesional y humana, las satisfacciones son plenas. La capacitación adquirida en estas aulas, ha sido la palanca de Arquímedes de carreras profesionales exitosas, en cuyo ejercicio cotidiano se entrelazan armoniosamente la calidad y la responsabilidad, para orgullo de nosotros mismos y beneficio de nuestro querido país. La fusión de destinos mediante matrimonios entre nacionales de México y la República Dominicana, en las posibles combinaciones de los dos géneros, y los hermosos lazos de amistad que se ataron, prolongándose tenazmente a través de los años, son testimonios admirables de los niveles de profundidad alcanzados por la compenetración entre mexicanos y dominicanos.¿De qué mejor manera podíamos nosotros, exatecs dominicanos, manifestarle al ITESM nuestro crecido agradecimiento sino haciéndole la donación de las Obras Completas de uno de nuestros intelectuales más eminentes, de nuestros políticos más brillantes, de un hombre caracterizado por la pulcritud de su conducta, la brillantez de su inteligencia, la autenticidad del amor a su pueblo, su creatividad artística abundosa, lúcida, humana y explayada en filigranas estilísticas claras y armoniosas?No podía menos que una parte significativa del placer que sentimos al entregar al ITESM sus Obras Completas dimanara de la valiosa riqueza cultural de esta Colección.Hombre de pensamiento y de acción, la obra de Bosch no se queda en el limbo de planteamientos teóricos, sino que, permeada por sentimientos de justicia social, desciende al plano de las realidades concretas, con fórmulas específicas de solución a las situaciones problemáticas que vive el hombre en la sociedad de estos tiempos.Cultura y acción, he ahí el binomio configurador de la personalidad de Juan Bosch. Como decir “cultura y trabajo”, que es la significación central del mural que el arquitecto Jorge González Camarena desplegó en julio del 1954 en la parte frontal del edificio de la Biblioteca de entonces y el cual se ha convertido en el símbolo distintivo de este Instituto, con sus vistosos elementos mitológicos aztecas. Confieso que al descubrir esta relación de identidad entre la personalidad de Juan Bosch y el mural de González Camarena, no pude contener la cálida fluencia de una deliciosa emoción.En cuanto asumió sus funciones de Presidente de nuestro país en febrero del 1963, Bosch puso en marcha de inmediato una serie de proyectos socio-económicos que pretendían materializar su predicación de tantos años en libros, conferencias y artículos, manteniendo contacto frecuente con el pueblo a través de diálogos con él en desayunos semanales cada miércoles. Su derrocamiento siete meses más tarde por un golpe de Estado, encabezado y promovido por personas y sectores que no podían, en aquella época, comprender o compartir su proyecto político, frenó el desarrollo del país, a juicio de algunos expertos, por no menos de 33 años.En la Colección de las Obras Completas que hoy entregamos a este Instituto, la sustancia subterránea que circula por casi todas ellas es la realidad sociocultural del campo dominicano, vivida por él directamente a principios del siglo XX, y expresada primeramente en cuentos (La mujer, El hombre que lloró, etc.), género en el cual fue todo un maestro, con alumnos tan distinguidos como Gabriel García Márquez. Pero el abanico de su producción abarca también la novela (La Mañosa, etc.), la biografía (Hostos, el Sembrador, etc.), la historia social (Composición social dominicana, etc.), la política (El Caribe, frontera imperial, etc.) y la economía (Tres conferencias sobre la inflación, etc.), integrando en sus análisis y consideraciones al hombre de latitudes geográficas distintas a la dominicana.Su fe en una mejor suerte para el hombre no tuvo límites, ni desmayos, hasta su muerte en noviembre del 2001, hace casi once meses. Escribiendo, enseñando, educando, fundando instituciones políticas, esa fe era la de Remigia, protagonista de su cuento Dos pesos de agua: “Remigia esperaba. Recogía gotas de agua. Sabía que había que empezar de nuevo, porque ya casi nada quedaba en la higuera, y el conuco estaba pelado como un camino real. Polvo y sol; sol y polvo, La maldición de Dios, por la maldad de los hombres, se había realizado allí; pero la maldición de Dios no podía acabar con la fe de Remigia”.Esa era la fe de don Juan Bosch en la redención social del hombre: ningún obstáculo logró debilitarla nunca, mucho menos apagarla.Señor Rector, señor director de la biblioteca del ITESM: Es con inmenso placer y orgullo que los exatecs dominicanos 1963-1970 depositamos en sus manos la Colección de las Obras Completas de don Juan Bosch.Discurso pronunciado por Dinápolis Soto Bello en el acto de entrega de obras del profesor Juan Bosch donadas al Instituto Tecnológico de Monterrey, México, por ex alumnos dominicanos de ese prestigioso instituto.

martes, 6 de febrero de 2007

Angel Guerra Cabrera

El legado de Juan Bosch

Angel Guerra Cabrera
La Jornada


Hace unos días, a los 92 años de edad, moría Juan Bosch en República Dominicana, uno de los latinoamericanos más importantes de su generación. Destacado político por su oposición a la tiranía de Trujillo, fue también escritor de talla continental. Su narrativa ha sido valorada entre los antecedentes del realismo mágico y su labor ensayística produjo obras notables como De Cristóbal Colón a Fidel Castro, calificada de monumental por Gabriel García Márquez.
Bosch formó parte de la hornada de demócratas liberales integrada por Rómulo Betancourt, José Figueres y Luis Muñoz Marín. Pero al revés de ellos comprendió el punto de giro que significó la revolución cubana en la historia latinoamericana.
Comenzó entonces una radicalización de su pensamiento político, estimulada después por los acontecimientos en su país, que lo llevaría a reconsiderar sus concepciones anteriores. Llegó a plantear la ruptura con la dominación de Estados Unidos como la tarea principal a acometer por los pueblos al sur del río Bravo. La democracia representativa era un instrumento de esa dominación y debía ceder el paso a formas de democracia popular adecuadas a la realidad latinoamericana.
En carta dirigida a Trujillo en 1961 se refería en estos términos a los efectos en la región del telúrico cambio social en Cuba: "Ya no somos tierras sin importancia que pueden ser mantenidas fuera del foco de interés mundial. Ahora hay que pensar en nosotros y elaborar toda una teoría política y social que pueda satisfacer el hambre de libertad, de justicia y de pan del hombre americano". Y en palabras proféticas continuaba: "La fuerza resultante de la suma de los tres factores mencionados va a actuar precisamente cuando comienza la crisis para usted; sus adversarios se levantan de una postración de 31 años en el momento en que usted queda abandonado a su suerte en medio de una atmósfera política y social que no ofrece ya aire a sus pulmones...''
En efecto, Trujillo enfrentaría una profunda crisis económica y una resistencia popular ascendente. Tras largas décadas a su servicio, había dejado de ser útil a sus patrocinadores del norte, quienes temerosos de una revuelta social dieron luz verde a los trajines conspirativos de algunos de los mismos cómplices del tirano, que desembocaron en su asesinato. Pero la rebelión popular creció después de su muerte, enfilada a la derrota del régimen de opresión que había forjado.
Mediados los 70, Bosch me relató en La Habana los prolegómenos y consecuencias del golpe de Estado que puso fin a su presidencia en 1963, a los siete meses de haberla asumido.
De regreso a Dominicana del largo primer exilio había sido electo con una copiosa votación en los comicios posteriores al fin de la dictadura. Su efímero gobierno fue moderado en lo social, pero resueltamente opuesto a las presiones yanquis para que reprimiera las protestas sociales y la pujante izquierda y facilitara el territorio dominicano como base de acciones contra la Cuba revolucionaria. Esa conducta y la defensa del Estado laico unieron contra él a generales y dirigentes del trujillismo, a los empresarios y a la jerarquía católica, que con la inspiración de la CIA organizaron la asonada con el pretexto de evitar que surgiera "una nueva Cuba".
En 1965 el movimiento militar constitucionalista encabezado por el coronel Francisco Caamaño exigió el regreso de Bosch a la presidencia después de reducir con gran apoyo de masas al ejército trujillista. Como respuesta la isla fue agredida por 40 mil soldados estadunidenses, contra los que comandos populares dirigidos por Caamaño libraron épicos combates sin conocer la derrota, pero abrumados por la superioridad militar del invasor debieron aceptar una salida negociada y la convocatoria a nuevas elecciones en que tras un fraude fue electo Joaquín Balaguer, el nuevo hombre de Washington.
La invasión yanqui y la heroica resistencia de su pueblo, me confió Bosch, habían marcado definitivamente su visión del mundo. En ulteriores pláticas con él percibí una terquedad inconveniente en asuntos secundarios de alguien que abogaba a la sazón por unir en un proyecto común las fuerzas populares de su país. Pero lo que me cautivó de este hombre fueron su raigal decencia, su honestidad intelectual, su voluntad de renovación. Acaso el legado más valioso que deja a los latinoamericanos que hoy siguen pensando en un mundo alternativo como necesario y posible.

guca@laneta.apc.org

Joaquín M. Jiménez Ferrer

Literatura y política en la figura de Juan Bosch

por Joaquín M. Jiménez Ferrer

Puertorriqueño. Posee una Maestría en Filosofía de la U.P.R. Es profesor de Filosofía y Humanidades en el Universidad de Puerto Rico en Humacao.

García Cuevas, Eugenio. Juan Bosch: novela, historia y sociedad. San Juan, P.R.: Isla Negra, 1995. 230 págs.

Toda creación cultural debe entenderse y explicarse en el contexto amplio de la vida histórica y social de los pueblos. La arena de la política constituye, dentro de ese contexto, el terreno inmediato sobre el cual se llevan a cabo las luchas que redundarán en la creación de los pueblos y de su producción cultural.
La figura del doctor Juan Bosch encarna un vivo y claro ejemplo de la estrecha conexión entre literatura y política. En la obra que nos ocupa, merecedora del Premio Anual de Literatura (1996) de Santo Domingo en el género de ensayo, Eugenio de J. García Cuevas, crítico literario dominicano radicado en Puerto Rico, se lanza a la tarea de examinar esta relación concentrando su atención en el estudio de la obra, La Mañosa (novela de las revoluciones), publicada por Bosch en el año de 1936.
El autor está firmemente convencido de que leer o investigar una obra literaria sin tomar como fundamento lo que sucede dentro del ámbito social, político y económico, constituye un acercamiento muy pobre y parcial que le resta validez al examen de la misma. Por eso nos plantea que cualquier intento de explicar la producción intelectual de Juan Bosch debe tomar en cuenta el devenir histórico, político y social de la República Dominicana, del Caribe y de Hispanoamérica, en el marco de la historia universal. García Cuevas recalca que aún en la primera etapa creativa de Bosch, en la que su empeño consciente se dirigía sólo a las letras, su escritura no pudo escapar de la política. De ahí que se comprometa a realizar un estudio de conjunto, sin separar un ámbito del otro.
Para llevar a cabo la tarea propuesta, el autor divide su obra en seis capítulos, tres apéndices y una bibliografía. En el primer capítulo, se ofrece una visión general del contexto histórico, político e intelectual en que se escribió y publicó La mañosa. El segundo presenta el panorama literario de la República Dominicana entre 1912 y 1936, y el lugar de Juan Bosch dentro del mismo. El tercer capítulo pinta el cuadro de la trayectoria evolutiva del pensamiento político y literario de Bosch. Con ello, el autor pretende abrir el camino y sentar las bases para futuras investigaciones que tomen como norte la correlación entre literatura y praxis política. El cuarto capítulo considera las ediciones que se han hecho de la novela en cuestión y la crítica de que ha sido objeto. El quinto capítulo se dedica propiamente al estudio de La mañosa. El autor examina cada uno de los veinte capítulos de la obra, mostrando cómo se presenta y se refleja en ésta la visión de mundo de la pequeña burguesía con sus correspondientes percepciones sociales, económicas y políticas. El sexto y último capítulo traza la estructuración de esa visión de mundo en la historia dominicana.
Los primeros dos apéndices cumplen la función de presentarnos una esquematización del texto, mediante su reducción a breves unidades narrativas, discursivas y descriptivas. Por su parte, el tercer apéndice nos proporciona un breve cuadro general sobre la figura del caudillo en la historia dominicana, desde mediados del siglo XIX hasta el advenimiento de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.
La extensa bibliografía contiene, en primer lugar, las obras de Bosch, dividiéndolas en novelas, cuentos, ensayos, artículos, prólogos y folletos. En segundo lugar, se presentan las críticas a la obra de Bosch y las entrevistas que se le han realizado. Por último, se incluyen obras sobre la historia, la política, la economía y la literatura, tanto de la República Dominicana, como de América y del mundo.
García Cuevas clasifica la obra literaria de Juan Bosch de la siguiente forma: 1. Obras de ficción: poemas de juventud, cuentos y novelas. 2. Estudios sociohistóricos: Ensayos sociológicos, históricos y económicos. 3. Biografías: Eugenio María de Hostos, Simón Bolívar, Máximo Gómez, Pedro Santana, etc. 4. Ensayos políticos y teóricos: escritos sobre teoría y práctica política. 5. Testimonios y crónicas: notas sobre viajes y vivencias personales. 6. Propaganda política: escritos con fines proselitistas. 7. Escritos coyunturales: artículos aparecidos en periódicos y revistas, principalmente, donde polemiza u opina sobre acontecimientos coyunturales inmediatos. 8. Obras teológicas: escritos sobres personajes bíblicos como Judas y David.
Para adentrarnos en el cuerpo de la obra de García Cuevas, prestaremos atención a su descripción y explicación de la evolución política y literaria del autor de La mañosa. El doctor Juan Bosch nace en La Vega, República Dominicana, en el 1909. Su padre, José Bosch Subirats, de origen catalán, llegó a Santo Domingo en el 1900 y en el 1906 se casó, en La Vega, con la puertorriqueña Angela Gaviño.
El autor divide la trayectoria literaria y política de Bosch en cuatro etapas. La primera etapa transcurre desde 1929 hasta 1938. Como antecedente de la misma, hay que señalar que la invasión militar norteamericana de 1916 sirvió de telón de fondo a su niñez y despertó en él cierto sentido nacionalista y patriótico. Haber visto bajar de los edificios públicos la bandera dominicana para izar la bandera de los Estados Unidos de Norteamérica, provocó una fuerte impresión en el niño de apenas siete años de edad. Los frecuentes viajes por las zonas agrícolas del país despertaron en el niño admiración por la gente del campo. Es así como a la edad de ocho años comienza a escribir y a ilustrar sus primeros cuentos.
En 1929, contando solamente con veinte años de edad, dejó registrado su temor de que los intentos reeleccionistas de Horacio Vásquez desembocaran en un golpe de Estado. Bosch sospechaba que el panorama político del país era favorable para que emergiera un dictador. El artículo, publicado en el periódico El Mundo del 16 de septiembre de 1929, es indicativo de la temprana sensibilidad política de éste. En el 1933, en plena dictadura trujillista, publica Camino Real, libro que de acuerdo con varios críticos, inicia el cuento moderno en la República Dominicana. En ese texto hay un cuestionamiento implícito de las condiciones de vida de los campesinos bajo la dictadura trujillista.
Su segundo libro, Indios, apuntes históricos y leyendas (1935), es un ensayo acompañado de tres leyendas sobre la vida de los aborígenes antes de la llegada de los españoles. García Cuevas advierte que algunos historiadores de la literatura han catalogado incorrectamente este libro como uno de cuentos. El texto de esta obra está revestido de gran lirismo metafórico. El autor piensa que la situación tensa ante el régimen trujillista es el motivo por el cual Bosch abandona el tema campesino en 1935 y escribe sobre un tema que puede parecer un intento de evasión. Recuperar el pasado indígena y presentarlo como una utopía era subvertir el estado de cosas de la dictadura.
Con la publicación de La mañosa en 1936 y su salida del país en enero de 1938, se cierra la primera etapa de Juan Bosch. En esta novela se recrea el pasado caudillista previo a 1930, el cual constituye la raíz histórica de la dictadura trujillista. Para salir del país en 1938, Bosch se vale de la excusa de que debía llevar a su esposa a Puerto Rico a recibir tratamiento médico. El tirano lo dejó salir, porque ocupaba un cargo en el Departamento de Estadística y, además, le había ofrecido el puesto de Diputado en el Congreso. El dictador pensó que Bosch no rechazaría tal ofrecimiento. Cuando Bosch sale del país, se enfrenta a la disyuntiva de dedicarse a la literatura o a la política, pero Eugenio María de Hostos (1839-1903) le brindaría las claves para ocuparse de la política sin abandonar la literatura.
La segunda etapa de la trayectoria de Bosch se extiende desde 1939 hasta 1962. En el exilio entró en contacto directo con la obra de Hostos, conjugó su oficio de escritor con la actividad política, se convirtió en uno de los dirigentes más importantes de la resistencia antitrujillista en el exilio, y recorrió varios países latinoamericanos. Tras el asesinato de Trujillo en 1961, Bosch regresó a la República Dominicana y ganó las elecciones de 1962, como candidato del Partido Revolucionario Dominicano que él había fundado en 1939.
Su encuentro con el pensamiento de Hostos, llevará a Bosch a adoptar un idealismo moral que se traducirá en la lucha por liberar a su país de la dictadura que lo oprimía. Según Bosch, el ascenso de Franco en España y el inicio de la Segunda Guerra Mundial fueron acontecimientos decisivos para que él decidiera unirse a la oposición antitrujillista en el exilio.
De su descubrimiento de Hostos, nacen dos libros: Mujeres en la vida de Hostos (1938 y 1988) y Hostos, el sembrador (1939 y 1976). Además de sus ensayos, publicó en 1941 los cuentos: El socio, Dos pesos de agua, El río y su enemigo y Luis Pie. En el 1947, publicó Ocho cuentos. En 1955, en Chile, aparecen Judas Iscariote, el calumniado, La muchacha de la guaira y Cuba, la isla fascinante. Cuento de Navidad es de 1956. En el 1958 publicó en Venezuela sus ensayos El arte de escribir cuentos. Trujillo, causas de una tiranía sin ejemplos, data de 1959. En 1960 publica su famoso cuento La mancha indeleble y Bolívar, biografía para escolares. En 1962, año de su triunfo electoral, recopiló sus cuentos, para los lectores dominicanos que desconocían su obra, en los volúmenes: Cuentos escritos en el exilio y Más cuentos escritos en el exilio.
Para Juan Bosch, la llegada a la presidencia de su país significó la posibilidad real de iniciar el proyecto liberal que se remontaba al ideal de los trinitarios de 1844, los restauradores de 1865, los nacionalistas de principio de siglo y de los antitrujillistas del exilio. Desde el poder, creyó que por fin su país podría encarrilarse por el camino de la democracia representativa y liberal. Pensó que era posible la revolución pacífica por medio de la educación que Hostos había predicado. Su esquema mental se desplomó cuando el 25 de septiembre de 1963 fue derrocado por un sector de las fuerzas armadas dominicanas, la oligarquía y la colaboración del Pentágono norteamericano.
A raíz de lo anterior, García Cuevas describe la tercera etapa de la trayectoria de Bosch como una de desilusión y de búsqueda. Esta etapa comienza en 1963 y finaliza en 1966. La crisis en que había entrado el pensamiento de Bosch tras el golpe de 1963 se agudizaría en 1965 con la segunda intervención militar norteame-ricana en suelo dominicano en el presente siglo. El modelo político de la democracia representativa y liberal, que le había dado sentido a sus acciones desde 1939 hasta 1963, no había funcionado en su país. La invasión militar norteamericana de abril de 1965 haría a Bosch dar un salto radical hacia el marxismo.
Según García Cuevas, el camino recorrido por Bosch para llegar al marxismo siguió tres etapas. Primero, cuestionó el sistema democrático representativo. Segundo, estudió a fondo la política internacional norteamericana en América Latina. Tercero, inició el estudio de los clásicos del marxismo y, simultá-neamente, viajó por varios países socialistas de Europa y del continente asiático.
A partir de 1967, se inicia la cuarta etapa en el pensamiento de Bosch. Esta etapa se extiende hasta el presente. Bosch abandona la defensa de la democracia representativa y se convierte en un crítico de este sistema político y en un proponente de cambios revolucionarios. Como parte de su nuevo proyecto, se propuso entender para sí y explicar a la militancia de su partido, desde la perspectiva del materialismo histórico, cómo funcionaba el capitalismo. A la misma vez, estudió el desarrollo histórico de la sociedad dominicana, empleando el instrumento conceptual de la lucha de clases. Sus primeros libros en esta línea ideológica fueron: El pentagonismo, sustituto del imperialismo (1967), Tesis de la dictadura con respaldo popular (1969), De Cristóbal Colón a Fidel Castro (1969), Breve historia de la oligarquía (1970), y Composición social dominicana (1970).
En el año 1973, convencido de que el partido fundado por él y otros compatriotas no admitiría transformaciones, Bosch fundó junto con un reducido grupo de seguidores, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), del cual fue su candidato presidencial hasta las elecciones de 1994. Su principal consigna fue la de liberar al país de cualquier tipo de opresión, teniendo como aspiración final completar la tarea iniciada por el liberalismo revolucionario desde mediados del siglo XIX. El hecho de que Bosch no fundara un partido exclusivamente obrero o no se afiliara al Partido Comunista se debió a que, desde su incursión en el marxismo, mantuvo cierta distancia y autonomía frente a la ortodoxia oficial. Bosch negó la existencia y conciencia de clase del pro-letariado dominicano, porque pensó que la pequeña burguesía era el componente principal de la sociedad dominicana y que, en alianza con los trabajadores y campesinos, era la clase que debía organizar y dirigir cual-quier proceso revolucionario.
El PLD, con los métodos de trabajo impulsados por Bosch, se desarrolló y creció de tal forma, que ya para 1990 era la principal fuerza política del país. Dos años antes, el Comité Central de esta organización había sometido un documento a la base del partido, donde afirmaba el «boschismo» como teoría política y oficial de la organización. La propuesta declaraba que la aportación de Bosch en el campo de la historia, la economía y la política, entre otras, había permitido que su análisis de la sociedad dominicana se constituyera en una guía para la lucha efectiva en pro del ideal de liberación nacional.
Como habíamos apuntado al comienzo, García Cuevas monta su investigación sobre la política y la literatura en la personalidad de Juan Bosch, tomando la novela La mañosa como el centro de su trabajo. Entre sus opciones tenía la copiosa obra cuentística de Bosch, dos novelas y los en-sayos. Los cuentos ya habían sido estudiados de forma considerable por la crítica y la obra ensayística aún no estaba concluida. Le restaban dos opciones: La mañosa y El oro y la paz (1964). El autor optó por la primera, por entender que en ella es donde mejor se conjugan la literatura y la política. La mañosa, según García Cuevas, es una novela más política que histórica, en la cual la historia es un pretexto para la revisión política.
La necesidad de explicar por qué Juan Bosch escribió una novela sobre las luchas caudillistas en una época en que éstas eran consideradas como asuntos del pasado, es el resorte inmediato que conduce a García Cuevas a iniciar su investigación considerando las condiciones políticas y económicas que perfilan la República Dominicana de los años treinta. El autor establece que el ascenso de Trujillo al poder estuvo vinculado a varios factores, a saber: 1. La ocupación militar nortea-mericana de 1916 a 1924. 2. El ejército policiaco que creó el gobierno de ocupación. 3. El favoritismo horacista que promovió su ascenso al poder. 4. El acaudillamiento que consiguió en las filas del ejército. 5. Sus características personales. 6. Su vinculación directa con el movimiento cívico que, planteando la necesidad de un «hombre nuevo», produjo el derroca-miento de Horacio Vásquez.
Rafael L. Trujillo ingresó al cuerpo militar norteame-ricano en 1919, y ya para el 1928 era el militar más poderoso del país. El despil-farro y la corrupción administrativa del régimen de Vásquez, más sus deseos continuistas, abonaron el terreno para que éste apro-vechara la coyuntura de 1930 y apoyara solapadamente la conspiración dirigida por Rafael Estrella Ureña, que eventualmente lo llevaría al poder. Con la renuncia del presidente Vásquez se produjo una crisis política y Estrella Ureña pasó a ocupar provisionalmente la presidencia hasta que se celebraran elecciones. Trujillo presidente y Estrella Ureña vicepresidente: ésta sería la consigna. La fórmula Trujillo-Estrella Ureña resultó ganadora y el 16 de agosto de 1930 tomaron pose-sión de sus cargos, iniciando lo que maquiavélicamente llamarían la «Era gloriosa», «Era del progreso» y «Era de la paz», entre otros epítetos.
El autor señala que el surgimiento de la dictadura de Trujillo está estrechamente vinculado a la caída de la bolsa de valores acaecida en 1929, ya que a raíz de ésta se produjo una drástica reducción en los ingresos por exportaciones. La baja de los ingresos fiscales, combinada con las presiones internacionales al país para que pagara su deuda externa, más la parálisis casi total del sistema agroexportador, exigía un esquema de poder que enfrentara la situación mediante una institución sólida y estable. Lamentablemente, la única institución que cumplía con tales características era el ejército policiaco de Trujillo. Por su parte, los nortea-mericanos comprendieron que la protección de sus intereses globales de dominación requiría la instauración de un régimen despótico que tuviese mayores poderes para contrarrestar las tendencias caóticas de la economía.
Para Bosch, la dictadura trujillista fue consecuencia directa del atraso histórico de la sociedad dominicana y de la inexistencia de una burguesía nacional que impulsara el capitalismo. De acuerdo con Bosch, Trujillo aprovechó la infraestructura que iniciaron los norteamericanos y se convirtió en el principal propulsor de la modernización capitalista en la república y, al igual que otros autores, relaciona su ascenso político a la gran crisis de 1929 y a las intenciones reeleccionistas de Horacio Vásquez.
En cuanto a la acusación del historiador y sociólogo, Franklin Franco, en el sentido de que la novela La mañosa es apologética del régimen trujillista, García Cuevas refuta la misma señalando que esta acusación es el resultado de leer la novela como un artículo periodístico más de los que escribió su autor, olvidando que la novela es una producción simbólica con carácter estético y que exige otro tipo de lectura. García Cuevas asegura que su lectura crítica del texto demuestra, entre otros hallazgos, que la recreación del pasado caudillista desde el presente trujillista, tiene su génesis en una estructura nostálgica que genera a su vez otra estructura irónica y que ambas explican indirectamente el por qué del trujillismo. Si el juego de voces propicia, por momentos, identificar pasajes que permitan pensar que la novela es pro trujillista, también hay otros que apuntan que no .
El autor concluye que, aunque Bosch no se propusiera escribir de forma consciente un texto irónico que pudiera interpretarse como un conflicto directo de él con la dictadura, por el peligro que esto representaba para sí y su familia, pudo reproducir una ironía hacia la dictadura de forma inconsciente, pero mediatizada por la nostalgia y la frustración de la clase social de la cual provenía: la mediana pequeña burguesía.
Sobre la relación entre el proyecto trujillista y los intelectuales, el autor plantea que, dado que la idea y creación de una sociedad democrática al estilo liberal fue la mayor aspiración de los intelectuales liberales domini-canos desde mediados del siglo XIX, el mínimo acercamiento para explicar la relación de Trujillo con la intelectualidad de tendencia liberal que lo apoyó debe tomar en cuenta los intentos fallidos de ese objetivo hasta 1930. Trujillo logró seducir a muchos de estos intelectuales, porque al princi-pio de la dictadura incorporó a su sistema discursivo parte de los preceptos que el liberalismo venía repitiendo desde mitad del siglo XIX. Fue de una concepción fatalista sobre el pasado y el futuro dominicanos que, intelectuales que incluso habían entrado en contacto con el pensamiento socialista, ter-minaron apoyando al régimen. En el año 1955, a los 25 años de la dictadura, Joaquín Balaguer, pilar orgánico del aparato ideo-lógico del régimen, afirmaba que Dios y Trujillo, siendo Trujillo tocado desde el princi-pio por una especie de predesti-nación divina, eran la explica-ción de la supervivencia del país y de la actual prosperidad de la vida dominicana.
Las ideas de José Enrique Rodó y su obra Ariel (1900), tuvieron un gran impacto sobre la intelectualidad dominicana y la encaminaron al apoyo del trujillismo. En Ariel se hacía un llamado a la juventud hispanoamericana para hacer frente al utilitarismo norteame-ricano. Estas ideas encontraron en la República Dominicana las condiciones propicias para su fructificación debido a que, desde la caída de Ulises Heureaux en 1899, el pueblo dominicano se desangraba en una constante lucha política que por un lado, favorecía la ingerencia norteamericana, mientras por el otro, hundía a las nuevas generaciones en el más oscuro pesimismo. Años más tarde, Trujillo tendría la astucia para atraer a los jóvenes intelectuales e integrarlos a su gabinete. A la mayoría de éstos le tocaría la misión de encubrir, encontrándole a cada situación su correspondiente explicación para la historia. Y, como es natural al momento de elaborar lo que pudiera considerarse como la filosofía del régimen, ellos dieron nueva formulación a esas mismas teorías.
Así, encontramos que el pensamiento de Rodó le sirvió a los jóvenes intelectuales para racionalizar y justificar los valores y virtudes del liberalismo, adjudicándoselos a la dictadura a la que servían. El arielismo se había transformado de ideología libresca en praxis política con la fundación del Partido Liberal Reformista, partido que presentó fuerte oposición a la intervención norteamericana de 1916, con Santiago Guzmán Espaillat a la cabeza. Los arielistas creyeron en la posibilidad de lograr una transformación política, económica y social por medio de la educación. Ante las circunstancias políticas y la urgencia cotidiana bajo el régimen de Trujillo, tuvieron que rendirse y sus valores e ideales fueron supeditados al utilitarismo del trujillismo. Cuando la realidad empírica se impuso, ya era demasiado tarde para volver atrás. Quedaron atrapados y no les quedó otro camino que cola-borar, puesto que era cuestión de vida o muerte el volver atrás. Así quedaba consumada la idea de Rodó de que son las inteligencias superiores las que deben dirigir la sociedad.
Sobre el rol de Bosch dentro de esta coyuntura política, García Cuevas sostiene que, independientemente de los artículos que escribiera Bosch a favor de Trujillo, éste no simpatizaba ni política ni ideológicamente con la dicta-dura y aunque no ofreció resis-tencia inmediata al régimen, su rápida incorporación a la lucha antitrujillista, ya en el exilio, era indicio de que su visión de mundo había superado las limitaciones de la conciencia real de los intelectuales arielistas. Esto, entre otros fac-tores, porque su pensamiento estaba influido por una ten-dencia del liberalismo revolu-cionario que no era excluyente de los sectores populares.
No debemos olvidar además, el artículo que Bosch había publicado en 1929, en el que advertía sobre el peligro de una nueva dictadura. Notable es también el hecho de que en enero de 1934, Juan Bosch fue apresado y encarcelado bajo la sospecha de conspiración contra el régimen mediante la colocación de una bomba. Bosch relata que, mientras se encontraba visitando a su novia, a fines de noviembre de 1933, escuchó una fuerte explosión. Dos o tres días después, se enteró de que ese estruendo había sido producido por una bomba que lanzaron al cementerio de la capital. El día 3 de enero de 1934, Bosch fue apresado en la casa de sus padres por la policía trujillista y llevado a la cárcel de la fortaleza Ozama. Después de permanecer preso durante dos semanas en el lugar, fue trasladado a Nigua, una de las peores cárceles del régimen trujillista, donde contrajo la enfermedad del paludismo y finalmente, por mediación del escritor César Herrera, fue dejado en libertad. El argumento que Herrera dio a Trujillo para que lo dejaran en libertad fue que Bosch podía morir en la cárcel y dado que éste era un escritor conocido en el país y en el extranjero, su muerte perjudicaría al gobierno.
Se infiere del incidente anterior que, ya en 1933, se desconfiaba de Bosch y se le veía con potencialidad para convertirse en antitrujillista, lo que lo colocaba evidentemente entre los escritores que no eran vistos con simpatías por el régimen. Tras el exilio de Bosch en 1938, el tirano ordenaría que el nombre del escritor y sus obras quedaran terminantemente prohibidos en el país.
El estudio de García Cuevas demuestra, como balance final, que La mañosa, a pesar de haber sido leída desde diversos ángulos, no fue considerada seriamente como obra importante para entender y explicar la temprana vinculación de su autor con el liberalismo revolucionario dominicano que no era excluyente de los sectores populares ni como novela de crisis histórica de la pequeña burguesía nacionalista y liberal de los años treinta en la República Dominicana. La mañosa aparece entonces, como un texto fundamental para entender la rápida incorporación de Bosch al lado del pensamiento y la praxis política dominicana que aspiraba a la modernización y a la democracia liberal.
En conclusión, la obra de Eugenio de J. García Cuevas constituye un aporte fundamental al entendimiento de una personalidad ejemplar de nuestra América en el siglo XX, en la que la literatura y la política constituyen una unidad complementaria. La lectura del texto es altamente recomendable, puesto que le brinda al lector de manera muy clara, pero sin perder ni un ápice de una rigurosidad fundamentada en rica evidencia documental, una amplia y precisa visión de la historia política dominicana desde mediados del siglo pasado hasta el presente

Juan Bosch

Carta al pueblo dominicano después del Golpe de Estado de 1963

Juan Emilio Bosch Gaviño

El Presidente de la República Dominicana

Al Pueblo Dominicano:

Ni vivos ni muertos, ni en el poder ni en la calle se logrará de nosotros que cambiemos nuestra conducta. Nos hemos opuesto y nos opondremos siempre a los privilegios, al robo, a la persecución, a la tortura.

Creemos en la libertad, en la dignidad y en el derecho del pueblo dominicano a vivir y a desarrollar su democracia con libertades humanas pero también con justicia social.
En siete meses de gobierno no hemos derramado una gota de sangre ni hemos ordenado una tortura ni hemos aceptado que un centavo del pueblo fuera a parar a manos de ladrones.

Hemos permitido toda clase de libertades y hemos tolerado toda clase de insultos, porque la democracia debe ser tolerante; pero no hemos tolerado persecuciones ni crímenes ni torturas ni huelgas ilegales ni robos porque la democracia respeta al ser humano y exige que se respete el orden público y demanda honestidad.

Los hombres pueden caer, pero los principios no. Nosotros podemos caer, pero el pueblo no debe permitir que caiga la dignidad democrática.

La democracia es un bien del pueblo y a él le toca defenderla. Mientras tanto, aquí estamos, dispuestos a seguir la voluntad del pueblo.

Juan Bosch
Palacio Nacional,
26 de septiembre, 1963

lunes, 5 de febrero de 2007

Ramon Colombo

UN MINUTO

¿Ha muerto Juan Bosch?

11/1/2006 3:16:53 PM

Colombo

¿Quién dijo qué?…¿Que Juan Bosch ha muerto?…¿Eso dicen?…¡Falso de toda falsedad! Si en lo que vemos, si en lo que somos, si en lo que hemos alcanzado, si en lo que nos falta, si en lo que soñamos, si en lo que podemos ser, si en lo que luchamos, si en todo lo que es libertad de tránsito, de expresión, de pensamiento, de trabajo; si en todo lo que es derechos ciudadanos, derechos políticos, derechos humanos, derechos constitucionales; si en cada hecho de libre protesta, si en cada demanda reivindicativa, si en cada conjunción de voluntades soberanas está él, Juan Bosch, lo que aportó con su inteligencia, con su palabra, con su voluntad trascendente, con su imaginación, con su vocación patriótica, con sus compromisos irrenunciables, con sus errores y pasiones, con todo lo radicalmente humano que fuera antes y después de cada hecho del tremendo siglo veinte y sus generaciones sacrificadas y salvadas. Y si en todo lo que es hoy la República está su impronta, entonces, ¿por qué se insiste en decir que Juan Bosch ha muerto, si ya es inmortal?

Euclides Gutierrez Felix

Crónica del Presente

Por segunda vez: Juan Bosch siempre

EUCLIDES GUTIERREZ FELIX

En esas ironías, al parecer inexplicables de la historia, aunque algunos crean que no tienen explicación y si la tienen en el orden social, humano y científico, cinco años después de la muerte de Juan Bosch, el escenario y el destino del pueblo dominicano ha quedado en manos y más que en las manos bajo la responsabilidad de las dos fuerzas políticas fundadas por ese gran visionario y maestro, realidad que sienta un precedente en la historia de la humanidad: el PRD fundado en 1939, en La Habana, Cuba, por un reducido grupo integrado por Juan Isidro Jiménez Grullón, Cotubanamá Henríquez y Don Juan, a los que se sumaron días después Virgilio Mainardi Reyna y Ángel Miolán, organización política liberal, progresista, sustentada en los principios de la llamada Democracia Representativa, divisa política propia del momento que vivía América.
La segunda, el Partido de la Liberación Dominicana fundado en diciembre de 1973, un mes después que Juan Bosch, acompañado de un reducido número de compañeras y compañeros, muy reducido, abandonara las filas del PRD convencido él y sus acompañantes de que ese partido había cumplido su ciclo histórico convirtiéndose, en una fuerza social, políticamente atrasada, carente de principios y de sustentación ideológica que terminaron convirtiéndolo en un torrente gigantesco de oportunismo, amasijo de absurdos y escalera para el ascenso social motorizada por la corrupción, prevaricación y el galloloquismo, manifestaciones propias de las diferentes capas que conforman la pequeña burguesía, desarrollada con perfiles y matices, que en muchos aspectos podrían calificarse, en el orden social como manifestación suis generis propia del pueblo dominicano.
En un lenguaje familiar el PRD y el PLD son hermanos de padre y ambos están integrados por pequeños burgueses, pequeños burgueses pobres y muy pobres, constituyendo la baja pequeña burguesía en ambas fuerzas políticas el sector dominante. Pero sobre la base del estudio de la historia, la militancia permanente y la unificación de criterios, Juan Bosch concibió al PLD, y así lo organizó y dirigió, como la antítesis dialéctica del PRD. Integrado primero por Círculos de Estudios y más luego Comité de Bases y Organismos Superiores como Comité Central y Comité Político que auspiciarían la coherencia, disciplina, discreción y prudencia entre sus integrantes. Todo esto hacia al PLD, en América, un partido diferente, obligado por la escencia misma de su formación a no repetir los vicios, errores y absurdos del PRD. Desgraciadamente para el presente y el porvenir del pueblo dominicano marchamos, al parecer, por un camino equivocado.
Dos veces ha gobernado el PLD la República teniendo como presidente al compañero Leonel Fernández Reyna, quien tiene derecho constitucionalmente, debido a una reforma de la Carta Magna realizada por el PRD, a repostularse en las elecciones que deberán celebrarse en el 2008, así como tienen derecho otros compañeros no importa jerárquicamente que posición ocupen, siempre que sean miembros, a ser candidatos presidenciales, llámense Danilo Medina o José Tomas Pérez. Lo que el PLD no debe hacer es imitar al PRD, que no es el mejor ejemplo, y estimular un enfrentamiento irrespetuoso, huérfano de principios, sentido común y respeto que terminarán destruyendo a nuestro partido que no es propiedad particular de ningún peledeísta llámense Leonel Fernández, Danilo Medina o José Tomas Pérez.
Juan Bosch, el Maestro, obligó a los peledeístas que teníamos títulos universitarios a no usarlos en nuestra organización para establecer un orden de igualdad política absoluta. La categoría más importante de los peledeístas es ser miembros del partido, no importa la jerarquía; en las filas de nuestra organización no existían estrellas, cometas, estrategas, mesías ni sabihondos y es un grave error, sin importar quien así se exprese, dividirnos también en actores de primera, segunda o tercera. Todos los peledeístas, organizados con la categoría de miembros tiene el derecho a aspirar a todos los cargos electivos del Estado y a todas las jerarquías políticas del partido. Por eso al autor de esta columna, miembro fundador del PLD, lo que más importa es la continuidad del PLD en el gobierno después de mayo del 2008.
Aunque tenemos nuestra preferencia estamos convencidos que el PLD no puede fragmentarse para convertirse en una confederación de grupos que a la larga se convertirán, como ha sucedido en el PRD, en pandillas políticas. El debate es de ideas enmarcadas en la teoría que ha sustentado al partido que es la del "boschismo", teoría hija del genio de Don Juan que brinda una correcta explicación en el orden social y científico del pueblo dominicano, señalando el rumbo que debemos seguir para rescatar a nuestra sociedad de la pobreza, cada vez mas severa, la falta de salud y educación y llevarla al destino de un Estado organizado con un futuro de vida muy larga que llene de gloria eterna a los héroes y próceres, mujeres y hombres, que han dado sus vidas para convertir, como lo quiso Juan Bosch también, en soberana y eterna la República de febrero de 1844.